La vida me da esperanza. Alegría, temores, la verdad siempre engaña. Como recordar algo que te encerraba. Un pasado. Al final los recuerdos cansan. Quisiera sufrir amnesia. Corriendo tras las calles de Madrid donde alojaba mi tristeza. No engaño a nadie, soy feliz aun recordando que me apuñalaron. ¿Sabe alguien si es lógico que aquello que te clausuraba aun te recorre toda la espalda? Olvidando aquellos, quisiera odiar esta última falsa esperanza. Pero no, aun sigo recordando. Me barre la mente, las palabras y el alma. Y me hace pensar, cuestionar. Parece que no he hecho balanza. Acurruco mi pasado en el rincón de esa cama. Sentado quizás delante de una pantalla.
La primera mirada, una luz de esperanza. Acabe entrando en una calle en el que nada avanza. Ni siquiera el sentimiento, ni siquiera la confianza.
Mi vida ha dado un giro en un año. Dónde cada día sufri algún que otro daño. El estado de tristeza aparece sin responsabilidad. Nadando entre botellas y un descontrol con maldad. Al cabo de poco tiempo te recuperé en un abrir y cerrar. Ya no era lo mismo, abugereamos un pozo en el cuál solo te veías a ti mismo. Cuidando aquello que habías roto, pero que aun no había explosionado. Vivía una ilusión.
Y todo esto es el pasado, sabiendo que me desgarra aun cada rincón de ese puto lado.
divendres, 22 d’agost del 2014
Don't cry, help.
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