dimarts, 5 de gener del 2016

Little girl



La mente perturbada de los que soñaron en el ayer se hace cada vez más pequeña. Entre cuatro paredes das la razón a tus más dolorosos pensamientos. Unos muros que crecen y te llevan al fondo de un pozo. Todos tus esfuerzos por subir son en vano. Estás aterrorizado. Tienes ganas de huir, de respirar el aire del exterior. Acabas queriendo tachar a cualquiera que se interponga en tu camino. Y cuando ya no puedes más, te vas a un rincón, sollozando, reprimiendo toda la voluntad que tenías. Cuando intentas dormir, y el insomnio te acompaña. Cuando sueñas y despiertas sin recordar, pero con angustia necesitas en ese momento que te abracen. Nunca supieron que la luna estaba justo detrás de su espalda, resplandeciendo y dando luz a toda esperanza. Es triste cuando no sabes de su existencia.
Entonces, sintiendo soledad en tu habitación, intentas salir al exterior, pero aun así marginas tus pensamientos de tu alrededor, sin siquiera pararte a mirar el mar. ¿Cómo pretendes encontrar con tu mirada una mínima belleza que te alivie? El sonido de tus pasos encima la arena, escurriéndose entre tus dedos. El aire fresco del agua, salado y frío, pero con una calidez que tranquiliza. La luz del atardecer o el sonido de las olas al anochecer del todo. Quizás es algo personal, algo muy íntimo en mis momentos conmigo misma. Pero no hay nada que perder en intentarlo, o, al menos, encontrar vuestro propio momento.
Yo, recordando, como si fuera un mismo sueño todos mis momentos, me siento aliviada y dolorida por ello. Aun así, huir no es una opción. Mas bien, preferí recolectarlos en pequeños textos que me llevaron a entender mi forma más bonita de enmarcar o como guardar en una caja. Me imaginaba que escribía cartas con una lejana amiga, quizás alguien que me completaba, pero ya formaba parte de mi. Muchas de ellas no se sabe del cierto quién se las escribe a quién, ya que cada uno de nuestros recuerdos y momentos se unían.
La llamé Noah, y hay una razón. Este nombre es la forma inglesa de Noé. Noé proviene del hebreo "Noach", derivado de una raíz hebrea que significa “confortar, consolar, aliviar” o también "descansar". Con esto quería dar a entender que des de su aparición, su significado quise que me afectara. Quería alivio, consuelo, descansar. Pero, también hay otra cosa. Este nombre ingles es utilizado mayoritariamente como forma masculina, ya que la femenina es sin "h". Aquí doy a entender un punto de vista masculino dentro de una apariencia femenina. Me dirijo a Noah como "ella" en su físico.
Poco más podría contaros, porque mis razones crecen junto con mi persona y aun me falta mucho por formarme. Ahora me mantengo ocupada, pero siempre tendré esos momentos en que escriba más pequeños textos. Y para acabar, os dejo una carta más que a continuación guardaré en una caja.


"Durante mucho tiempo he sido feliz, des de siempre. Cuando era pequeña, mientras iba creciendo. Luego empecé a ver lo terrible que puede ser el mundo. Y no huí, quería vivirlo, saber lo que era. Pero llegué a mis límites. Era casi imposible volver a creer que existía algo llamado felicidad. Dudamos de los demás, del mundo entero. Hasta de aquellos que queremos y nos quieren de corazón. Dejé de ser yo misma y me fui corriendo. A otro lugar más allá de lo que hay debajo de mis pies. No me arrepiento, aprendí más cosas de las que podría imaginar. Me formé tal como soy ahora y nada fue una caída como yo creía.
Hace unos meses mis decisiones eran caminos aleatorios. Me descarrilé tanto como pude, tanto como había hecho anteriormente. Fue diferente, porque lo veía todo claro, aun sabiendo que amaba y todo lo que hacía me mantenía. Pero la llama se apagó del todo y me quedé a oscuras.
En ese momento no me sentía perdida, sabía que tenía que hacer. Seguí adelante, volví a encender otra llama, esta vez queriendo convertirla en la hoguera que me mantendría en calor. Conocía la amistad, el amor, la tristeza... Entonces, lo vi. Estaba en el centro de mi cuerpo. Un sentimiento desconocido pero que ya había palpado con mis propias manos con amargura. En todas las veces que digo lo mucho que le aprecio, que le quiero, no miento. 

Te agradezco todo lo que has hecho por mí y siempre lo haré.
Con mucho cariño.


P.D.: Espero verte pronto..."