Querida persona X,
He estado durante mucho tiempo reflexionando y viendo muchas conclusiones que me han llevado al caos. A la desorientación. A no saber si realmente hago lo correcto o no, porque soy persona y a veces he sentido que muchos de mis actos debían ser compartidos y no lo fueron. A decaer una y otra vez ante lo que siento. Dejando de lado lo que debería hacer, y volviendo a ello por lo que debe ser correcto. Orientándome a las preguntas de hasta dónde tengo que llegar y porqué.
Querida persona X,
si estás leyendo esto, debes saber porqué. Porqué cuando parece que concluyo algo, realmente queda a medio hacer. Que ni quiero llevar las riendas, ni pretendo que lo cargues todo en tu espalda. Que a veces, ni porque sea más sencillo o independiente, voy a decidir todo lo que se deba hacer.
Dime. ¿Acaso cuando se quiere, no hay que compartir aquello que nos asusta, que nos hiere, que nos estrangula? ¿Acaso debo seguir siendo yo quién decida por ti, cuando el hecho de decir por mi parte lo que siento, acaba por descolocarte? Si realmente quieres que yo haga lo correcto por ti, haz algo que me ayude a guiarme ante ello y afrontarlo. Haz algo. Porque así es como evitamos todo.
Sinceramente, me siento sola ante una misión de dos. Y tu no lo comprendes. Ni lo harás, hasta que pienses en ello y por fin decidas algo.
Y si realmente quieres llevarlo tan en calma, reduce la velocidad. Pero yo obviamente avanzaré sin ti. Si tu no vas a acelerar, yo tampoco voy a reducir.
Aun queriéndome, no es tu momento.
Aun queriéndote, no es correcto para mi, ya que me siento estancada y acabo ahogándome por no seguir mi ritmo.