Llevaba demasiado tiempo sobrecalentándose la cabeza. No podía dejar de pensar. Su razón y su deseo desterraban el despejo de sí. Cargaba entre sus hombros la formación de un mundo del que, por mucho que quisiera, no quería irse. Iba más allá del querer. Y se cuestionaba cuál era el camino correcto. Seguir dejando que su deseo la guíe a pesar de la compañia de su razón. O querer y dejar de no querer. Al fin y al cabo, el resultado es un destino al que nunca llegaremos totalmente sin antes soltar las cuerdas que nos mantienen vivos en nuestro desconocido precipicio. Soltar ese hilo rojo que atamos a la entrada de este laberinto al que, o llegabas al centro de toda su vida, o volvias a empezar. Eso sí, esta última opción sigue atando ese hilo a nosotros, enseñándonos que caminos tomamos anteriormente y porque debemos o no seguir por ellos.
dilluns, 31 de març del 2014
diumenge, 23 de març del 2014
Para...
¿Recuerdas? Esta noche tuve una pesadilla y me desperté a malas horas de la madrugada. ¡Dios! Cuando desperté de golpe olvidé los detalles, pero sabía a qué se enfrentaba mi mente. Te hablo a ti, mi única y verdadera amiga, mi mala influencia a pesar de todo lo que aprendí de ti. Lo alocada que eras me daba vida, pero hacías que no fuera consecuente con mis actos. Y no me arrepiento, de verdad. Todo lo que me diste, sea bueno o malo, me hizo tal como soy ahora. De los errores hay que aprender, superar las desgracias. Saber perdonar, y perdonarse a uno mismo. No, no recuerdes. El perdón no arregla el hecho, sólo a uno mismo para seguir adelante.
Cambiando de tema pero sin irnos por otro camino. Qué falso es el mundo, ¿no? El apoyo y todo lo que te dieron acabó por ser un peso en nuestras espaldas, nublando la mirada a la verdad. Aquello que nos destroza pero nos abre. Que nos forma, pero nos hiere. La realidad de una confianza que solo puedes regalar a los de tu sangre.
Traición, no me persigas más. Esta vez no seré débil, seré fuerte. Con pies de plomo, no recorriendo esa mínima parte de la vida de "ella". La aprecio tanto como me aprecio a mí de pequeña. Y lo sé, no pretendo engañarme. Aún soy una niña y este mundo se me hace cada vez más grande.
Y bueno, llevabas toda una vida esperándome, deseándome. Me amabas ya mucho antes de que empezara a existir. Quizás no soy realmente lo que esperabas. Pero me quieres igual. Y yo a ti te he deseado, te he pensado, te he soñado y también te he matado un millón de veces. Odiado, culpado, he perdido la razón contigo. Pero también la he recuperado. ¿Y sabes qué? Esta vez brilla mucho más, todo gracias a ti.
Sí, sigue caminando. Ahí. ¿Lo ves? Sí, puedes llorar. Suéltate y ahógalo. No te culpo, cariño. Mi más preciada alma, mi pasado. ¿Lo ves? Ese es tu tren. La despedida no nos llevará al desastre. Siempre te recordaré, serás esa niña que tanto me hizo ver el mundo. Estarás en mi corazón tanto como en mi mente. Entiéndelo, aquí ya has terminado. Más allá de este camino que contruyo solo hay un precipicio para ti. Te escribiré cada día, en mi memoria, mis sueños, mis pesadillas, mis recuerdos. Y algunas veces, como ahora, te escribiré frente a todo el mundo. Lo sabrán, pero pocos lo entenderán. Cada uno tiene una mirada diferente, pero nosotras tendremos la misma. Serás mi jinete, porque si tú mueres, yo también moriré.
Y tras esta larga confesión me retiro. La pesadilla solo ha sido una excusa para hablar contigo, un plan que mi mente ha perfeccionado para que reflexionara sobre ti.
Un beso de tu quizás fracasada idealización del futuro.
P.D.: Perdóname por no dejarte mi dirección, pero es que no puedo permitir que vuelvas. Te quiero, mi pequeña.
divendres, 14 de març del 2014
Nublada vista.
Callada, con la mente en blanco. Concurrente al infinito yacía, ella, pensativa. Un vacío sin fin, sentía. Mas su alma en ella veía la caída, era el final. Preocupada, ojos al cielo estrellado conducía. Conducía su mirada a aquello que sabía, que admitía. Veía la muerte, soñaba un agujero negro. Aquel que tragaba todo aquello que ella no retenía. Retenía la esperanza, dulce melancolía. Mediante su pasado, el corazón estrujaba. Colgaba deseo de un destino sin parada.
Como anonada, el tiempo va perdiendo, escurriéndose en manos agujereadas. La solución no fue bien tomada. Dejando de sentir, de pensar, de estar, locura callada.
Final, y sin creer verlo, bajo la mirada. Tierra, aire y ojos humedos. Que triste realidad le atormentaba. Contradiciéndose, la libertat deseaba.
-No podemos mi princesa. Descanse en cama.- Como alma enjaulada, ella comprendió que la infinita eternidad no la liberaba. Es el fin quien la dejaba.
-Permiso para batir las alas.- dijo la muerte.
Y con un último suspiro, una lágrima derramaba.
-Comprendo, libre soy y aquí...- Callada y despejada, sonreía alibiada.
dissabte, 8 de març del 2014
Capitulo "X": Noa.
Llamaron, no quería cogerlo. Noa se sentía decaída. Harta de todo lo que estaba a su alcanze. Ellos, sus más preciados deseos abordaban su mente. No quería pensar y desconecto. Volvieron a llamar, esta vez sin parar. Sin ganas se levantó del sofá y abrió la puerta por fin. Era él. Tenía el pelo negro y corto, apenas caía por encima de su frente. Sus ojos eran verdes, pero esta vez apagados. Ya no brillaban como la última vez. Su vestimenta era la habitual, camiseta negra debajo de una chupa gastada, unos pantalones tejanos negros y unos zapatos deportibos oscuros. Su aspecto era enfadado, su mirada reflejaba lo que sentía en ese momento. Ella saludo, sorprendida pero con pocas ganas. Él no.
- Pensaba que no estabas. O que ya no querías verme.-
- Juan, qué quieres?- Decía ella mientras sus ojos se volvían cada vez más vidriosos.
-No quería que esto acabara así, tenías que saberlo. No podiamos seguir así.- paró. Luego entro y Noa fue apartándose. Enfadado la empujo contra la pared.- ¿Es que querías seguir viviendo así? ¿No querías saber quien era más allá de mis ojos verdes? Yo te avisé. Te dije que acabarías por apartarte de mi. Y esto es lo que has conseguido. Me da mucha rabia Noa.
-¿Y qué querías que hiciera? ¿Seguir como si nada? ¿Seguir con alguien a quien no conocía lo suficiente? ¡Te quería! Te quiero. Juan...- calla. Con una mano coge su pelo que caía poco a poco en su cara. Quería llorar. Desear que todo fuera diferente.- No me gusta tener que pensar lo que vi. Pero, no puedo evitarlo. Al fin y al cabo el deseo por ti no termina.-Juan levanta su cara con una mano. Ella llora escasamente, pero se ahoga.- Lo peor de todo es que me dijiste que ya me conocías de antes. Y este secreto, este que guardas con tanto miedo a que yo lo descubra, me atormenta. Y se que no me lo dirás, este pasado que reflejas tan negro, tan oscuro. Este pasado, no me lo has dicho, pero lo sé. Te persigue. Y siento tu miedo en mi, siento mucho más miedo por el simple hecho de no conocerlo y ser consciente de como me involucra.
dissabte, 1 de març del 2014
Soplando deseos.
Mirando por la ventana ella vió una pareja besándose.
Colgada de su cama ella desaparecía pensando en sus más profundos pensamientos.
Callaba cuando creía que la mirada valía mucho más que una sola palabra en clave.
Gritaba, cantaba y seguía a su locura mientras su sonrisa crecía.
Degollaba, descuartizaba sus temores, todo lo que le impidiera el paso.
Quería, y cuando ella quería su propia sensibilidad augmentaba. Como si, al querer, su corazón estrujaran.
Caminando su pasillo infinito convertía sus ojos en su cámara de fotografía.
Respirando y absorbiendo el humo, solo escuchaba.
Llorando ella disfrutaba. Se sentía viva. Sus sentimientos eran su yo más profundo.
Duermiendo soñaba. Y al despertar, a ellos volvería.
...
Ella, Noa, era feliz con la sonrisa, las caricias, los besos, el mal humor de él.
Mas su corazón ella sentía que explotaría, ya que cada vez de amor por él se llenaría.
Era como una droga, le deseaba. El deseo de mancillarlo, de pecar traspasando esos muros que se desvanecían con cada voto de confianza.
Ella escribe, su pensamiento no se detiene, sus palabras resuenan en los dedos que, poco a poco, vaciaban sus ganas de hablar.