diumenge, 23 de març del 2014

Para...

¿Recuerdas? Esta noche tuve una pesadilla y me desperté a malas horas de la madrugada. ¡Dios! Cuando desperté de golpe olvidé los detalles, pero sabía a qué se enfrentaba mi mente. Te hablo a ti, mi única y verdadera amiga, mi mala influencia a pesar de todo lo que aprendí de ti. Lo alocada que eras me daba vida, pero hacías que no fuera consecuente con mis actos. Y no me arrepiento, de verdad. Todo lo que me diste, sea bueno o malo, me hizo tal como soy ahora. De los errores hay que aprender, superar las desgracias. Saber perdonar, y perdonarse a uno mismo. No, no recuerdes. El perdón no arregla el hecho, sólo a uno mismo para seguir adelante.
Cambiando de tema pero sin irnos por otro camino. Qué falso es el mundo, ¿no? El apoyo y todo lo que te dieron acabó por ser un peso en nuestras espaldas, nublando la mirada a la verdad. Aquello que nos destroza pero nos abre. Que nos forma, pero nos hiere. La realidad de una confianza que solo puedes regalar a los de tu sangre.
Traición, no me persigas más. Esta vez no seré débil, seré fuerte. Con pies de plomo, no recorriendo esa mínima parte de la vida de "ella". La aprecio tanto como me aprecio a mí de pequeña. Y lo sé, no pretendo engañarme. Aún soy una niña y este mundo se me hace cada vez más grande.
Y bueno, llevabas toda una vida esperándome, deseándome. Me amabas ya mucho antes de que empezara a existir. Quizás no soy realmente lo que esperabas. Pero me quieres igual. Y yo a ti te he deseado, te he pensado, te he soñado y también te he matado un millón de veces. Odiado, culpado, he perdido la razón contigo. Pero también la he recuperado. ¿Y sabes qué? Esta vez brilla mucho más, todo gracias a ti.
Sí, sigue caminando. Ahí. ¿Lo ves? Sí, puedes llorar. Suéltate y ahógalo. No te culpo, cariño. Mi más preciada alma, mi pasado. ¿Lo ves? Ese es tu tren. La despedida no nos llevará al desastre. Siempre te recordaré, serás esa niña que tanto me hizo ver el mundo. Estarás en mi corazón tanto como en mi mente. Entiéndelo, aquí ya has terminado. Más allá de este camino que contruyo solo hay un precipicio para ti. Te escribiré cada día, en mi memoria, mis sueños, mis pesadillas, mis recuerdos. Y algunas veces, como ahora, te escribiré frente a todo el mundo. Lo sabrán, pero pocos lo entenderán. Cada uno tiene una mirada diferente, pero nosotras tendremos la misma. Serás mi jinete, porque si tú mueres, yo también moriré.
Y tras esta larga confesión me retiro. La pesadilla solo ha sido una excusa para hablar contigo, un plan que mi mente ha perfeccionado para que reflexionara sobre ti.
Un beso de tu quizás fracasada idealización del futuro.
P.D.: Perdóname por no dejarte mi dirección, pero es que no puedo permitir que vuelvas. Te quiero, mi pequeña.

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