divendres, 14 de març del 2014

Nublada vista.

Callada, con la mente en blanco. Concurrente al infinito yacía, ella, pensativa. Un vacío sin fin, sentía. Mas su alma en ella veía la caída, era el final. Preocupada, ojos al cielo estrellado conducía. Conducía su mirada a aquello que sabía, que admitía. Veía la muerte, soñaba un agujero negro. Aquel que tragaba todo aquello que ella no retenía. Retenía la esperanza, dulce melancolía. Mediante su pasado, el corazón estrujaba. Colgaba deseo de un destino sin parada.
Como anonada, el tiempo va perdiendo, escurriéndose en manos agujereadas. La solución no fue bien tomada. Dejando de sentir, de pensar, de estar, locura callada.
Final, y sin creer verlo, bajo la mirada. Tierra, aire y ojos humedos. Que triste realidad le atormentaba. Contradiciéndose, la libertat deseaba.
-No podemos mi princesa. Descanse en cama.- Como alma enjaulada, ella comprendió que la infinita eternidad no la liberaba. Es el fin quien la dejaba.
-Permiso para batir las alas.- dijo la muerte.
Y con un último suspiro, una lágrima derramaba.
-Comprendo, libre soy y aquí...- Callada y despejada, sonreía alibiada.

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