Quizás hice bien, quizás hice mal. Quizás fui demasiado rápido, doblando mis pasos hasta chocar. No me arrepiento. Al fin y al cabo es lo que siento.
Y piensas, viendo que durante todo ese tiempo, esa persona es como un hogar. Como la sábana que te ayuda a dormir más tranquilo, como el silencio que tanto deseabas después de tanto ruido. Como es claramente, alguien distinto. La única persona que te desplaza del montón. Que es sincera, cuando puedes expresar el "tal como soy".
Alargas tus garras, aquellas que se denominan por descontrol. Das gracias por no haber hecho lo peor. Luego te acurrucas, pensando que sabías y sabes, que la gente no comprende lo que ocurre, y encima se sorprenden. Te hablan de la madurez, de saber, aclarar, olvidar, dejarlo un tiempo a un lado. ¿Pero que pasa si en ese momento necesitabas explotar?
Algun día reclamaré mi orgullo, y me iré lejos. Esto no tiene ningún sentido, los nuestros no quieren hacer daño, de eso de los demás nos distinguimos.
Ahora, mi fuente de esperanza seca está. ¿Toda la abundancia perdida se encontrará?
Me fui, gritando en medio de una isla desierta. Caí y me volví a levantar. Pedí ayuda y desaparecí de ese lugar volando, sin nadar.
dimecres, 10 de desembre del 2014
Sleeping
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