Avisamos a los pasajeros que este año arrancamos con cada recuerdo arrastrándose. Algunos se cuelan, otros siguen buscando sus asientos. El resto se sientan sin siquiera cercar o preguntarse el porqué. ¿Somos solo almas perdidas los que buscamos nuestro sitio en el vagón? Quizás es el vagón equivocado, quizás tenemos el ticket de nuestro próximo destino y ni lo sabíamos.
Dulce locura amarga de miel, perdiendo la cabeza por ese amor de finales de ese sueño de verano. Que final más triste, pensamos. Y anhelamos el olor y la brisa de verano, mientras la esperada primavera se acerca. Una Navidad y un año más. Un primer día y pocas semanas para cumplir.
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