Arrogemos un problema por el arrollo.
Calmantes cada noche para acabar con el insomnio.
Durmiendo de día para refugiarme.
Volando sola porque ya no confío en nadie.
Como amigos me digeron,
"Piensa más en ti que no en los otros."
Aprendí aun siguiendo en el infierno.
Si pienso te juro que me incendio.
La llama de la vida.
Mi madre dió la primera chispa.
Única entre los otros,
osea, mi familia.
De la sangre de un arrollo,
en el que caigo con un único apoyo.
El mío, el único en el que confío.
En el de los otros, solo consigo suspiros.
La noche,
una luna en plena oscuridad.
La oscuridad, mi naturaleza,
una belleza, ahí no vivo perpleja.
Descolocada entre todos,
solo consigo soñar para huir.
Es la huída entre mis cuentos.
Déjame enseñarte mi forma de vivir.
Por el daño que sufrí entre otros,
no puedo arreglar mis actos.
Por el daño que hoy sigo destruyendo,
acabo con más sangre derramada entre mis textos.
Palabras en las que me acurruco.
Letras que seduzco.
Amando mis ilusiones,
aquellas que imagino sin llegar a conclusiones.
Te aclaro que no podrás conocerme.
Nadie ha conseguido llegar a mi y encenderme.
Porque vivo rodeada de tormentas.
Acabarías dañado si lo intentas.
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